La firma -ligada a la familia Bezanilla- ya conformó un consorcio en ese país y comenzó un proyecto
A fines del año pasado, la constructora e inmobiliaria Besalco anunció en PULSO su arribo a Colombia y hoy esto ya es una realidad. La firma optó por asociarse con una compañía de capitales locales y su proyecto inicial se ubica en la ciudad de Santa Marta.
Si bien la firma había intentado ingresar al mercado cafetero anteriormente, esta vez Besalco se asoció, en parte iguales, con la empresa AIA S.A. en un proyecto de departamentos en la ciudad de la costa del Mar Caribe.
“El objetivo es el desarrollo de un edificio de apartamentos en la ciudad de Santa Marta”, comentó Paulo Bezanilla, gerente general de Besalco, quien detalló que “la inversión total es de US$5 millones y este edificio ya está en construcción desde junio de este año y será terminado en el 2016”.
Se trata del primer paso de lo que podría constituirse como la tercera operación del grupo en materia inmobiliaria; hoy Besalco es uno de los principales actores del mercado chileno y ha fortalecido su posición en Perú. “Es un proyecto pequeño pero esperamos que sea nuestra entrada al mercado colombiano”, puntualizó el principal ejecutivo de la compañía.
En noviembre de 2014, Víctor Bezanilla, presidente de Besalco, anticipó las ansias de la empresas por ingresar a suelo colombiano. “Colombia tiene 40 millones de habitantes y le faltan muchas cosas por hacer, por lo cual tiene mucho potencial de crecimiento. Por lo mismo, tenemos mucho interés de participar allá”, comentó en su momento, y agregó: “Es un poco lo que hemos hecho en Perú, donde hemos participado del crecimiento del país en los últimos 20 años y nos ha redituado bien”.
Es más, el directivo habló de un potencial proyecto de 400 departamentos aproximadamente con una inversión de US$20 millones.
Una intensión ante la que existían dudas en la industria puesto que la compañía ya había coqueteado con la opción.
En 2013, y tras un largo proceso, Besalco se retractó de la compra del 50,01% de Conciviles, una de las empresas de construcción, obras viales y civiles de ese país que pertenecía al grupo Otoya y Vega. La empresa iba a desembolsar US$22 millones y su decisión de echar pie atrás se conoció tras finalizar el due diligence.
Según explican conocedores de los actuales proyectos de la compañía, internamente las ganas de ingresar a un tercer mercado se mantuvieron por mucho tiempo, pero ahora el proceso de asociatividad fue más selectivo.
Fuente: Pulso
