Hace algunos meses, antes de que la Presidenta Michelle Bachelet iniciara la segunda etapa de su gobierno, el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, sostenía que los dos primeros años los gobiernos siempre eran más lentos en términos de concesiones. Y agregaba que la consolidación en esta área se observaba al final del mandato presidencial. Ahora, pese a los reparos de los gremios que piden impulsar proyectos de innovación y no sólo relicitaciones u obras que llevan años esperando ser iniciadas, el titular el MOP hace un nuevo balance y asegura que los dos primeros años “fueron buenos”. Esto, después de que anunciara el nuevo plan de carreteras y la nueva cartera con 13 iniciativas que serán ejecutadas en lo que resta de gobierno.
Usted dijo que, además de una agenda a cinco años, busca tener un ritmo de inversión de US$ 2 mil millones anuales.
Ese es nuestro objetivo y para lograrlo hay que resolver los nudos estructurales. Uno de ellos es que no existía la obligación de tener planificación a largo plazo y eso dependía del ministro o ministra de turno. Hemos resuelto esto de forma administrativa ahora, para que la cartera de este año se piense hacia 2020 y el próximo año hacia 2021, y lo haremos para que sea obligatorio a futuro, porque lo hemos incorporado en el proyecto de ley que crea la Dirección General de Concesiones, donde el director general se lo va a mostrar al ministro, el ministro lo aprobará o le hará los cambios que requiera, y luego lo va a exponer al Parlamento.
Pero eso será una vez que la nueva dirección se implemente y probablemente no será en este gobierno ¿Cómo convence a la administración siguiente para que impulse proyectos a cinco años?
La idea de presentarlo al Congreso, en las comisiones de Obras Públicas del Senado y de la Cámara de Diputados, es porque allí confluyen visiones de todos los sectores políticos y ellos irán mejorando las iniciativas. Además, buscamos dejar los proyectos con la madurez suficiente, y con los estudios respectivos avanzados, para su futura licitación.
Usted también señaló que el proyecto de la nueva dirección de concesiones estaría tramitado en enero de 2017. ¿Será posible?
Hemos resuelto, con el ministro de la Segpres y de Hacienda, ponerle urgencia al proyecto de la Dirección General de Concesiones, para despacharlo a finales de este período legislativo.
Antes usted decía que los dos primeros años de un gobierno siempre son más lentos en torno a inversión vía concesiones. ¿Responde esto a que hay menos interés de los privados? ¿Por qué se da esa lentitud?
Los dos primeros años de concesiones de nuestro gobierno han sido buenos y crecientes, con un cumplimiento de metas de US$ 2.600 millones en dos años, lejos sobre el promedio. Pero, el Estado requiere desacoplar la planificación de concesiones del ciclo político, y por ello desde este año se presentará un Plan de Concesiones a cinco años plazo.
¿Qué proyectos se priorizaron para concesionar en estos últimos dos años de gobierno?
Hay 13 proyectos (ver lista) que van a tener una madurez relativamente acorde como para ser licitados. Se podrían sumar unos tres o cuatro, pero debemos estudiarlo. Además, tendrán elementos novedosos. Por ejemplo la Ruta Nogales-Puchuncaví contempla no sólo la vía que existe, sino que crece hacia el norte y crece hacia el sur. El tramo de la Ruta 5 de los Vilos se extenderá hasta La Serena, es decir, se incorpora la conexión Coquimbo-La Serena.
¿Se refiere a la conurbación La Serena-Coquimbo?
Sí, es la conurbación. Creemos que los más razonable es realizar la licitación de la vía completa en lo que nos queda de gobierno ¿Cómo lo hacemos tan pronto si la concesión Los Vilos-Coquimbo aún no vence? No importa, el que se adjudique el proyecto, empieza con la construcción de las obras desde Coquimbo a La Serena y terminando eso, empalma con el resto. Podríamos tener la situación de dos concesionarios ahí, uno adjudicado y otro saliente. O podría ser el mismo, eso dependerá de la adjudicación.
¿Habrá tag?
No habría tag entre Coquimbo y la Serena, se paga en el mismo lugar de hoy, en el peaje.
En el caso de la Costanera Central, que pretende unir Puente Alto con la Ruta 78, ¿Cuál será el mecanismo?
La primera versión será de Puente Alto hasta Vespucio, el resto que pasa por Macul, se dejará para una segunda etapa porque tiene un conjunto de dificultades territoriales. Desde Puente Alto hasta Vespucio el proyecto puede tener una madurez suficiente para licitarlo el próximo año, lo que se requiere es generar los acuerdos con el Metro, para que el método constructivo no bloquee la posibilidad de un Metro en el futuro. Ya me reuní con el ministro de Transporte y presidente de Metro.
¿Cree que la baja inversión desde 2006 en adelante pasó la cuenta a la hora de retomar el ritmo en concesiones?
No lo veo así, en materia de inversión el número manda, el promedio de inversión en Chile ha sido US$ 900 millones al año, nosotros hemos hecho el primer año US$ 1.100 millones, después US$ 1.500 millones y nos vamos a ubicar en los US$ 2 mil millones, por lo tanto el número manda, todo lo demás es música.
Pero la meta de US$ 1.100 millones fue impulsado en gran medida por un sólo proyecto, la relicitación del aeropuerto de Santiago, con una inversión sobre US$ 700 millones.
En materia de inversión lo que define si se cumplió o no, es el número, porque en el pasado también hubo proyectos grandes y proyectos chicos. La Ruta 5, más allá de que se dividió en varios tramos, era un sólo gran proyecto. Cuando se licitó por primera vez el aeropuerto era un proyecto grande también. No vale la pena mucho pegarse en eso, sino en que el promedio anual fue de US$ 900 millones y en el pasado reciente fue más bajo, y nosotros el primer año logramos US$ 1.100 millones.
¿Qué pasa con el Fondo de Infraestructura?
Estamos en la etapa final, se está haciendo un chequeo de aspectos de gobierno corporativo y de cumplimiento de estándares que debe tener una instancia de esta naturaleza, tanto en lo fiscal como en lo corporativo.
Fuente: M. Miranda http://www.infraestructurapublica.cl
