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Aguas grises: una tarea pendiente para Santiago

abril 25, 2017

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Reciclaje doméstico de los recursos hídricos podría ser la respuesta para abastecer a la ciudad de un elemento escaso y costoso, cuyo déficit dificulta la mantención de plazas, parques y espacios públicos, según comentan expertos. 

CERCA DE UN 80% de las aguas residuales se vierten en el medioambiente sin recibir ningún tratamiento que permita aprovecharlas en la ciudad. Si a esto se suma que en 2030 el mundo tendrá un déficit de 40% de recursos hídricos, de acuerdo con cifras de la ONU, el problema se hace urgente. Las aguas grises, aquellas que provienen de baños, duchas, lavados y lavadoras, podrían aportar en la solución de este problema.

“Dada la escasez de recursos que existe hoy, se puede hacer un tratamiento diferenciado de las aguas grises, especialmente para mantención de áreas verdes, que es un aspecto crítico, por el aumento de los costos y la falta del recurso que existe”, afirma Iván Poduje, arquitecto urbanista de la UCV y socio de Atisba.

Para el experto de la UCV, el alto costo del agua en la ciudad es uno de los principales problemas a la hora de potenciar la instalación de plazas y parques en las zonas urbanas, puesto que su elevada mantención crea un incentivo negativo para las entidades responsables: “Se estima que en un parque tradicional en 7 o 10 años de mantención paga el costo de inversión y eso hace que se genere un incentivo perverso para que no se construyan, porque es muy caro mantenerlos y los municipios no tienen los recursos”, dice Poduje.

Datos de Aguas Andinas estiman que el consumo de agua promedio en Santiago, en base a una familia de cinco personas, es de 25.050 litros al mes en invierno, aguas que en su mayoría terminan siendo grises.

Desde el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID), organismo asesor de la Presidencia en esta materia, la solución está en el tratamiento de las aguas grises, puesto que aquello permite ahorrar costos y mejorar el abastecimiento urbano de este recurso  escaso.

“Nosotros deberíamos reutilizar el 100% del agua doméstica, varias veces, no solo una vez, y para eso hoy existen las tecnologías poder tratarlas, incluso hasta llevarlas a un nivel para convertirlas en potables”, asegura Pamela Chávez, investigadora del CNID.

Para la experta, las limitantes radican en las regulaciones nacionales y llama a realizar un cambio en ellas, puesto que impiden que se realicen algunos de los procesos más importantes para este tipo de tratamientos, como es el uso de los lodos residuales para su uso en compostaje, por ejemplo: “En otros países todos esos lodos son recolectados e incluso se utilizan para generar energía, como biogás, metanol o biocombustibles, para eso se tiene que autorizar la movilidad de esos materiales”, explica Chávez.

Desde el punto de vista del marco regulatorio, ahora está en discusión en la Cámara de Diputados una nueva ley que establece y regula los sistemas de reutilización de las aguas grises, aplicable a zonas urbanas y rurales. El proyecto tuvo un importante apoyo en el Senado y pasó de forma unánime a su instancia final, donde espera su resolución.

El proyecto nació tras la moción de los senadores Isabel Allende, Antonio Horvarth, Baldo Prokurica, Adriana Muñoz y Alejandro Guiller y busca controlar la disposición y recolección de las aguas servidas de los hogares, con el objetivo de ahorrar y reutilizar el recurso hídrico.

“Una casa no está pensada para que en su interior se traten y utilicen aguas que no son totalmente limpias, entonces en general los códigos sanitarios son relativamente antiguos y no pensaron en una posibilidad como esta, habría que ver cuál es la posibilidad legal desde ese punto de vista y también hay que ver cómo convivir con el sistema sanitario, que dentro de sus obligaciones tiene el retiro y tratamiento de aguas servidas”, explica Jorge Gironás, investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable de la UC.

Para el experto, la presencia del recurso hídrico no es el problema, porque existen reservas importantes, el desafío tiene que ver con aspectos culturales y de gobierno: “La cantidad de agua que hay disponible como fuente alternativa es significativa, pero la factibilidad de utilizarla es otra cosa, puesto que tiene que ver con temas regulatorios, económicos y culturales”.

Visión que es complementada por la investigadora del CNID, quien asegura que Chile tiene que mirar hacia el extranjero para mejorar las políticas de reciclaje de aguas grises en la ciudad: “A nivel mundial se ha avanzado mucho, todos los países desarrollados tienen buenos sistemas de tratamiento, están establecidos y funcionando. Chile tiene que hacer una adopción de esas tecnologías nada más y para eso hay que invertir”.

Además, investigadores recalcan que las aguas grises tienen un gran potencial para la ciudad y que no solo están satisfacer la demanda industrial, sino que para mejorar la calidad de los espacios públicos: “La materia orgánica que contiene es un muy buen abono para los parques y plantas. Se puede neutralizar para los microorganismos, pero mantener su carga orgánica, que es rica en fósforo y nitrógeno”, dice la investigadora del CNID.

Fuente : https://www.latercera.com/

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