El grupo confía en un contrato en Filipinas para salir de la desidia bursátil.
La intensa actividad tanto de la matriz como de sus filiales no acaba de sacar a Acciona de la desidia en los mercados financieros. Aunque es uno de los pocos valores del selectivo que a estas alturas del año consigue operar en positivo, lo cierto es que su cotización parece apuntar a una tediosa tendencia lateral ante la escasa respuesta a las buenas noticias que rodean al grupo.
Esta misma semana ha anunciado la adjudicación de un contrato para la construcción de uno de los tramos de la línea ferroviaria de Filipinas, destinado a unir la localidad de Malolos con el aeropuerto internacional de Clark, a 80 kilómetros al norte de Manila. Un contrato valorado en 330 millones de euros y financiado por el Banco Asiático de Desarrollo.
El grupo de infraestructuras y energía asegura que el proyecto se convertirá en una de las infraestructuras clave en la movilidad de la municipalidad de Manila y uno de los proyectos prioritarios para el Departamento de Transportes de Filipinas.
Por su parte, su filial alemana Nordex, fabricante de aerogeneradores alemán, ha anunciado también esta misma semana un acuerdo para vender sus proyectos de instalaciones de energías renovables a la alemana RWE por 402 millones de euros. Una operación que ha disparado su cotización cerca de un 22%.
El pasado año, Nordex recibió una inyección de liquidez por parte de Acciona a través de una ampliación de capital que llevó al grupo español a elevar su participación hasta el 36,4%, pese a lo cual Acciona apenas ha recogido las subidas de su filial.
Una desidia que preocupa a los pequeños accionistas de la compañía, máxime cuando el valor se está acercando peligrosamente a una importante zona de suelo, sobre los 90 euros, que de perder pondría en jaque de nuevo a la acción.
Fuente: J. Muñoz https://www.capitalmadrid.com