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Cerro Dominador

El hidrógeno verde en Chile, una gran apuesta con obstáculos

junio 14, 2021

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Chile está en una privilegiada posición mundial para producir el  hidrógeno verde e impulsar el desarrollo del nuevo combustible gracias a sus óptimas condiciones para generar energía solar y eólica, pero la gran inversión requerida y la escasez de agua son dos de los mayores obstáculos a vencer.

La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde en este país sudamericano apunta a producir el hidrógeno de este tipo más barato del mundo para 2030, a convertirse en un exportador principal en 2040 y tener una capacidad de electrólisis de cinco gigavatios (GW) en 2025.

“Nuestro objetivo principal es ser uno de los tres principales exportadores de hidrógeno verde en todo el mundo para el año 2030, enviando aproximadamente (al mercado) 2500 millones de dólares cada año al menor costo global”, detalló el ministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet.

“Estamos extraordinariamente bendecidos con algunos de los mejores recursos solares y eólicos del mundo” destacó el 2 de junio, aludiendo a la enorme radiación solar en el norteño desierto de Atacama y a los fuertes vientos en la Patagonia, en la austral región de Magallanes.

Chile aumentó la meta de generación eléctrica limpia a 40 % para 2030 coincidiendo con la inauguración el 8 de junio, en la norteña región de Antofagasta, del Complejo Cerro Dominador, que se convirtió en la mayor planta solar en América Latina. Un objetivo en que el hidrógeno verde comienza a entrar en la ecuación.

Según los cálculos de Jobet, en 2030 Chile producirá hidrógeno a 1,5 dólares el kilógramo, un precio competitivo con las fuentes fósiles. El responsable  del sector energético pronostica un mercado potencial de 25.000 millones de dólares ese mismo año.

El hidrógeno, el elemento más abundante en el universo, ya se usaba para la refinación de petróleo, de metanol o de acero, por ejemplo, pero se generaba con fuentes fósiles, contribuyendo así a la emisión de gases contaminantes.

El verde o renovable, en cambio, es un combustible obtenido mediante la electrólisis del agua, un proceso que separa el hidrógeno del oxígeno contenidos en el agua, con una electricidad proveniente de fuentes limpias, como la solar y la eólica, para no contribuir al calentamiento global.

La energía representa 70 % del costo de ese proceso, por lo que es crucial multiplicar la sostenida baja en el país de esas fuentes.

Marcelo Mena, profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, exministro de Medio Ambiente y miembro del gubernamental y autónomo Comité Asesor del Hidrógeno Verde, dijo a IPS que esta Estrategia “es posible, pero requiere un cambio en la forma en que se hace política industrial en Chile”.

“A diferencia de la historia donde por ideologías los gobiernos dicen que el mercado tiene elegir a los ganadores y no los Estados, yo creo que acá hay que elegir, apostar y buscar las ventajas comparativas. Apostar a lo que es Chile en cuanto a su producción”, sostuvo.

Mena advirtió que “se requiere un alto financiamiento en la transición” y puso como ejemplo los subsidios en Alemania que equivaldrían en Chile a unos 700 millones de dólares al año y “lo que nosotros hemos puesto hasta ahora es 50 millones”.

“Se requiere un subsidio más potente, mayor cantidad de fondos porque son tecnologías emergentes que requieren reducir el riesgo de inversionistas”.

El especialista precisó a modo de ejemplo que “un proyecto grande en hidrógeno verde, de uno a dos gigas, necesita una inversión cercana a 1000 millones de dólares”.

A juicio de Mena, gran experto en transición energética, los impuestos verdes pueden proveer parte de estos recursos.

Maqueta de la planta Haru Oni, que está por comenzar a construirse en la sureña región de Magallanes, donde se aprovechará la abundante energía eólica provista por los grandes vientos de la zona. Con una inversión de 45 millones de dólares, producirá metanol ecológico con base a hidrógeno verde y cuya gasolina resultante podrán usar vehículos convencionales. / Foto: Siemens Energía | IPS

No faltan las dudas

La consultora María Isabel González, gerente de la empresa Energética y ex secretaria ejecutiva de la estatal Comisión Nacional de Energía, tiene dudas sobre la apuesta del país al llamado combustible del futuro.

“Producir hidrógeno verde en Chile es un objetivo demasiado ambicioso, que no se ajusta a nuestra realidad. Basta solo comparar las inversiones que están dedicando países como Australia con proyectos por más de 27 gigavatios y una inversión de 36 000 millones de dólares¨, destacó a IPS.

“Se requiere una mirada estratégica sobre qué se va a hacer con el agua, los residuos, la  participación ciudadana, la transmisión, las demandas de espacio. Todo tiene que transparentarse y discutirse con la comunidad. De lo contrario, quienes podían ser nuestros promotores pueden derivar en detractores”: Marcelo Mena.

Argumentó también el contraste de esta apuesta con la situación de pobreza energética de la mitad de la población en Chile, un país de 17,5 millones de habitantes, que no tiene acceso al agua caliente y miles  de hogares usan leña para la calefacción.

“Obviamente un país en desarrollo como Chile debiera resolver primero las necesidades básicas de su población y en particular de los más necesitados”, afirmó.

Es por ello que González sugiere retrasar los planes de hidrógeno verde.

Mena coincide con el problema de pobreza energética, pero cree que esa situación se puede abordar simultáneamente con producir hidrógeno.

“Se puede impulsar una industria que genere ingresos sobre los 20 o los 30 mil millones de dólares al año y con esos ingresos mayores electrificar la matriz energética reemplazando la leña contaminante que es cara y causa altos niveles de deforestación”, planteó a modo de ejemplo.

Generar hidrógeno verde requiere mucha agua. Según González, nueve toneladas para producir una tonelada de hidrógeno. Ello mientras Chile enfrenta una enorme sequía que se prolonga por más de una década.

La especialista admite que “esto podría resolverse con desalinización de agua de mar”, pero añade que “no es nuestra única desventaja” y citó el problema “relevante” de la distancia chilena a los principales mercados.

Este alargado y estrecho país, enclavado entre la cordillera de Los Andes y el océano Pacífico, puede exportar sus productos por su costa pacífica, si no quiere subir hasta el Canal de Panamá o atravesar varios países sudamericanos para llegar al Atlántico.

Mena cree que “la cantidad de agua requerida es mucho menor y hay formas de encontrar esta agua sin causar conflicto. Una es la desalación y otra la utilización de aguas servidas que hoy se descargan crudas al mar en ciudades del norte”.

El Parque Eólico Canela, con aerogeneradores de 112 metros de altura y una capacidad instalada de 18,15 megavatios, genera electricidad con la fuerza de los vientos frente al mar, en la región de Coquimbo, en el norte de Chile. / Foto: Orlando Milesi | IPS

Darío Morales, director de estudios de la Asociación Chilena de Energías Renovables (Acera), que agrupa a empresas y profesionales del sector, admitió a IPS que el agua es un desafío que no se debe minimizar.

Pero menciona la opción de desalinizar y recuerda que “uno de los objetivos del desarrollo del mercado interno de hidrógeno es usarlo para reemplazar a los combustibles fósiles cuya refinación usa también importantes cantidades de agua”.

Fuente: Ladob

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