Tras un 2017 complejo para el sector construcción, las expectativas para 2018 son bastante mejores. Así lo cree también Sandro Tavonatti, gerente general de Ingeniería y Construcción Sigdo Koppers (ICSK), en su primera entrevista desde que asumió el cargo en enero pasado.
El ejecutivo cuenta que aunque este año se observó un congelamiento de proyectos mineros y de infraestructura, destaca la construcción, en la que ICSK participó, de la línea de interconexión del Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (Sing), que implicó una inversión de US$ 860 millones y que se concretó en tiempo récord.
– ¿Cómo fue 2017?
Este año ha sido difícil, pero lo vamos a terminar en forma optimista, porque aparecieron propuestas que hace ocho meses no existían.
– ¿Qué se espera en ese sentido?
Estamos viendo un repunte del mercado. Estoy más optimista que hace dos años, porque se reactivaron muchas licitaciones, sobre todo en minería e industria. Eso nos hace ver de mejor forma el 2018 y 2019, ya que son iniciativas de larga data. También vemos de forma positiva a Brasil y Colombia.
– ¿Cuánto cree que crecerán las ventas durante el próximo año?
Para 2018 deberíamos pensar en un crecimiento de entre 10% y 20%.
– ¿Qué importancia tiene en las mejores proyecciones el comportamiento de los commodities?
El hecho de que el precio del cobre vuelva a tener una tendencia positiva descongela todos los proyectos que se frenaron. Eso lo vemos porque se están haciendo propuestas. Por ejemplo, Codelco está con iniciativas para correas de transmisión en Chuquicamata Subterráneo, también está la expansión en Andina y proyectos en Collahuasi. Por el lado industrial, las áreas de celulosa se están desarrollando y tienen propuestas.
– ¿El resultado de las elecciones puede influir en las proyecciones?
Eso es más circunstancial. Lo que se puede leer es que en cualquier panorama, no se frenará ningún proyecto mientras el elegido sea capaz de atraer inversión. Por otro lado, si hay un repunte del cobre las mineras seguirán invirtiendo.
– ¿Cuánto píensan invertir el próximo año?
En 2017 invertimos del orden de US$ 300 millones y el próximo año esperamos desembolsar unosUS$ 500 millones, básicamente en los proyectos que tenemos en Brasil.
– ¿Qué están haciendo en los otros mercados donde operan?
En Colombia acabamos de partir con una central de generación y en Brasil estamos orientados a proyectos de líneas de transmisión.
– ¿Cuáles de esos mercados es más relevante?
Brasil es un modelo importante a corto plazo y está tomando mucha importancia . Puede llegar a significar el 40% de las ventas en tres años. Ahí estamos construyendo cinco líneas de transmisión que suman 1.400 kilómetros.
– ¿Qué pasa con Colombia y Perú?
Partimos tímidamente este año con un proyecto pequeño de generación para Hyundai por US$ 9 millones en Colombia, porque nos interesa explorar el mercado y nos parece que hay muchas oportunidades de generación. El proyecto nos permitirá ver los procesos de licitación que vienen y tener una posición cómoda para cotizar. En Perú, vemos el mismo repunte que en Chile en términos mineros y también en la reactivación de las licitaciones.
– ¿Piensan ingresar a otro país?
Estamos estudiando a Argentina, pero no tenemos nada concreto. Estamos viendo la estabilidad política y económica, pero nos interesa más solidificar lo que tenemos en Brasil y en Colombia. En 2019 podríamos definir lo de Argentina.
INTERCONEXIÓN SING-SIC
– ¿Qué importancia tuvo desarrollar el proyecto de interconexión?
Ha sido uno de los mayores hitos en términos de construcción y desafíos en ingeniería. Significó movilizar a toda la compañía y replantearnos volúmenes a los que no estábamos acostumbrados.
– ¿En qué sentido?
En la cantidad de personas requeridas por ejemplo. Esta línea de transmisión consideraba 600 kms. y normalmente son de 120 o 150 kms. Tuvimos que involucrar a 3.000 personas, cuando lo normal son 600. Trajimos 3 mil contenedores, 40 mil toneladas de estructras y 15 mil kms. de cable.
– ¿Cuáles fueron los desafíos?
Además de toda la logística, el manejo de la gente, en términos de alimentación y traslado. Esta era una obra dinámica, con tres focos de trabajos distintos y simultáneos, en ciudades o pueblos como Inca del Ordo, donde habitualmente no se recibe a tanta gente. El tercer gran desafío fue el cumplimiento del plazo.
