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Punilla

Embalse Punilla: la esperada obra que transformará a Ñuble

noviembre 24, 2017

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El Embalse Punilla aseguraría el riego de 60.000 hectáreas y sumaría otras 10.000 nuevas. Con ello, podría aportar decisivamente a reconvertir la agricultura de la zona del río Ñuble, detener la migración hacia las ciudades y detener el avance de las plantaciones forestales.

El Embalse Punilla, la obra de riego más grande que se construiría en los últimos 40 años, se encuentra en la recta final. Desarrollado a través de la Ley de Concesiones, el Ministerio de Obras Públicas, a través de la Coordinación de Concesiones, debiese realizar el llamado a licitación durante el primer trimestre de este año.

El embalse se construirá 30 kilómetros aguas arriba de San Fabián de Alico y a 3 kilómetros de la confluencia de los ríos Ñuble y Los Sauces, en la Región del Biobío. Beneficiará a 5.000 agricultores y 60.000 hectáreas de las comunas de San Carlos, Chillán, Ñiquén, San Nicolás, Coihueco y San Fabián de Alico, y a otras 10.000 hectáreas adicionales de predios que hoy no cuentan con derechos de agua.

El embalse tiene un carácter multipropósito -riego y generación de energía-, y será el segundo más grande del país, con un volumen útil de 600 millones de metros cúbicos. Su central hidroeléctrica tendrá una potencia máxima de 94 megawatts y generará 470 Gwh (gigawatts hora) al año. En total, el proyecto requerirá de una inversión de US$ 397 millones; el plazo de la concesión será de 40 años.

El objetivo principal del Embalse Punilla será el de entregar seguridad de riego para el desarrollo de la agricultura, especialmente en la temporada de septiembre a marzo, pero además controlará las crecidas del río. Esto favorecerá la programación de cultivos y ayudará a contrarrestar los efectos del cambio climático global y de las sequías prolongadas que están afectando al país. Por ello, establecen en la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, será obligación de la Sociedad Concesionaria de la obra prestar como servicio básico la entrega de agua regulada a los usuarios que hayan adquirido Derechos de Aprovechamiento de Aguas de la DOH.

si hay poca aguaPara la realización del proyecto es necesario expropiar 1.821 hectáreas distribuidas en un total de 28 lotes. El área de inundación será de 1.700 hectáreas, mientras que otras 150 se destinarán a caminos, 250 a yacimientos y 25 hectáreas a botaderos. Las expropiaciones comenzaron en 2013 y en la actualidad se están tasando un conjunto de lotes. Las obras podrían comenzar en 2015 y se extenderían por un periodo de cuatro años. Tras su conclusión, habrá dos meses para llenar el embalse.

LA PRECIPITACIONES BAJAN EN 5 MM AL AÑO DE 1950

Entre 1950 y 2000, las precipitaciones a nivel nacional disminuyeron en un promedio de 5 milímetros al año y, junto con ello, se estima que sólo se aprovechan 18 millones de m3 anuales de los 113 millones disponibles en las zonas consideradas de riego. Como resultado, el 84% del agua disponible en estas regiones no se aprovecha y desemboca finalmente en el mar, demostrando que el problema, más que la escasez del recurso hídrico, está en la incapacidad para regularlo.

A ello se suma un alza en las temperaturas, lo que repercute en el descenso del agua de lluvia acumulada como nieve. En consecuencia, según publicaciones del departamento de Economía Agraria de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se estima que ante el cambio climático y sin almacenamiento del agua, los ingresos netos de la actividad agrícola disminuirían en un 14% al año 2100, principalmente por efecto del déficit hídrico.

Pablo LorcaEn la cuenca del río Ñuble la situación no escapa a esta realidad. “Desgraciadamente, nuestra cordillera es muy baja. Entonces, con el problema de que la isoterma ha subido, no tenemos nieve guardada como antes. Caían 1.300 milímetros al año como promedio. Pero comenzaron a disminuir la pluviometría y las horas frío. Los primeros signos fueron las grandes avenidas del río Ñuble. En 2006 hubo inundaciones”, recuerda Margarita Letelier, quien preside la Junta de Vigilancia del Río Ñuble.

El déficit de agua para riego en la zona se calcula en un 60% en la época estival, pues en el verano, especialmente en febrero y marzo, sólo se riegan 20.000 de las 60.000 hectáreas disponibles. Entre ellas se consideran superficies de trigo y praderas, cultivos que precisan de pocos recursos hídricos. “El trigo es como el tampón, el que viene a estabilizar. Si hay poca agua, siembro más trigo, porque se riega hasta diciembre. Entonces, el trigo es el estabilizador. Este año llegué a tener 200 hectáreas y nunca había sembrado tanto. Si no tienes agua, hay que sembrar trigo o avena”, comenta Margarita Letelier. 

“Todos los años bajan los caudales. Antes sobraba agua. Hemos ido tecnificando, pero aún así falta. Por otro lado, hay una zona de secano, pero que está en un lugar de riego. El embalse vendrá a suplir ese déficit. Hoy día no alcanza para regar la zona de riego por lo que la gente tiene que hacer empastada o trigo, que requieren menos agua. Si hubiera más agua, los agricultores podrían hacer cultivos de mayor rentabilidad”, agrega Martín Arrau, director de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble. Arrau administra diversos campos, en los cuales produce 15 hectáreas de cerezo, más varias otras de trigo, maíz, semilla de soya, remolacha, semilla de girasol y kiwi. En sus terrenos se aprecia cómo se aprovecha hasta el último centímetro, incluso junto al lecho del río, para producir.

a diferencia deComo sucede en buena parte del país, lo que ocurre en Ñuble no es que no haya agua, sino que simplemente se vierte en el mar. “En la temporada anterior pasaron por el río 2.500 millones de metros cúbicos, y de eso sólo utilizamos 500 millones, el 20%. El 80% del agua se fue al mar, porque los otros 2.000 millones de metros cúbicos estaban disponibles en una oportunidad en que la agricultura no los necesitaba. Con una obra de acumulación, los hubiésemos embalsado”, explica Salvador Salgado, ingeniero repartidor de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble. En términos prácticos, el nuevo Embalse Punilla podría llenarse 2,5 veces con el agua que corre por el río en un año normal.

LOS AGRICULTORES INVIERTEN EN RIEGO

La crisis hídrica de fines de los noventa fue la que prendió las alarmas. Fernando Jeldres Cid es nacido y criado en San Carlos, Ñuble. Lleva 25 años trabajando la tierra en la zona. Es propietario de unas 60 hectáreas y arrienda otras 500, en las cuales siembra maíz para grano, remolacha y trigo.  Riega con agua de los canales Greene y Maira, San Agustín Changaral – Caro y Saldaña y del canal municipal. “Con la sequía el 98 supe lo que era la falta de agua. Siguieron pasando los años y el 2001 me di cuenta que si no tecnificaba una parte del campo familiar, el agua iba a faltar. Nosotros pagamos contribuciones por un campo de riego, lo que significa regar desde el 1 de octubre hasta el 30 de marzo. Pero si yo quisiera regar en verano todo el campo, no puedo. Tengo agua sólo para la mitad. En uno de los campos que arriendo, al 30 de marzo podría regar unas 8 hectáreas de 70”, dice.

en algunos sectores

Con el tiempo instaló un pivote, carretes, tuberías y revistió los canales. Pero eso parece no ser suficiente en la actualidad. A pesar de la tecnificación, Fernando debe –por lo general- irse “mitad y mitad” entre maíz y trigo para utilizar menos agua, ya que éste termina de regarse en diciembre. “Hoy día, si gano un dinero en el campo y me pregunto dónde lo invierto, lo hago en riego. Se paga más y es más importante que comprar un equipo agrícola: un tractor, una rastra, un arado, lo que tú quieras. De hecho, este año pienso colocar otro pivote”, especifica. 

Margarita Letelier también invirtió en un pivote. Lo hizo en el 2000, pero en diciembre lo tuvo que dejar parado, sin regar. “No sacamos nada con tener grandes inversiones en riego, si el recurso no estaba”, dice. Fue ahí cuando decidió involucrarse más con el trabajo de la Junta de Vigilancia. “¿Dónde está el agua? En el río. ¿Dónde hay que trabajar? En la Junta para ser más eficiente y que no nos falte nunca más el recurso. Y la forma de hacerlo era construir un embalse”, apunta.

Otro agricultor, Pablo Lorca Le Roy, tiene un predio al final de la red de canales del Río Ñuble. Cultiva la tierra hace 20 años; su padre lo hizo en la zona desde 1945. Hoy tiene una lechería y 300 hectáreas de terreno con maíz y alfalfa. El agua sólo le alcanza para regar 150 hectáreas. Antes tenía 600, pero la falta de recursos hídricos lo obligó a vender para plantar bosques, lo que conlleva una baja en la mano de obra y el despoblamiento del campo. “Todo mi sector, si tuviera agua sería un vergel. Hay casas y escuelas abandonadas porque no hay agua. Es un sector bastante deshabitado y muy poco productivo”, señala.

LO QUE PROVOCARÁ EL EMBALSE

El Embalse Punilla generará energía hidroeléctrica y su lago servirá como un sitio turístico. Pero su máximo beneficio estará en el riego, en la consecuente reconversión agrícola de la zona y en la generación de mano de obra. “El agua daría una tranquilidad tremenda. Me aseguraría los litros por segundo que tienen mis acciones”, dice Fernando Jeldres. Por otra parte, agrega el agricultor, “miraría el negocio con otros ojos. Cambiaría la estrategia de rotación, mejorando estructura y textura de suelo”.

comillas

Martin Arrau “Tener el embalse significará poder invertir en cultivos más rentables”, comenta Margarita Letelier, que cultiva hortalizas, maíz dulce, porotos verdes, arvejas, maíz para ensilaje y achicoria. Hace cuatro años que no siembra remolacha, porque la debiera regar hasta abril y no le alcanza el agua. Tener agua segura bajaría la incertidumbre. “Los agricultores nos proyectamos hacia el verano para no tener pérdidas. Tratamos de tener los informes de nieve, que siempre llegan tarde, en agosto o septiembre. Pero tampoco esto es muy decidor. Mi primera proyección de temporada de siembra la hago en marzo y en septiembre ya tengo mi temporada jugada”, agrega.

En este contexto, para la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, uno de los beneficios de la construcción el embalse será la de detener la migración del pequeño agricultor a las ciudades, al generar 10 mil nuevos puestos de trabajo y fomentar un nuevo uso agrícola de la tierra. En la zona de secano bajo cota de canal (es decir, que disponen de canales pero que están sin agua la mayor parte del verano), que tiene un clima con pocas heladas, podrían producirse viñas, manzanos, cerezos, arándanos o bien cultivos tradicionales.

El documento de trabajo “Beneficio Estatal en Grandes Obras de Riego”, editado en 2011 por el Ministerio de Agricultura, analiza el impacto de construir infraestructura en el mundo agrícola. Un aumento porcentual de un punto en el PIB Agrícola –señala el estudio- genera al menos 19 veces más puestos de trabajo de aquellos que generaría este mismo aumento en un punto porcentual en el PIB del sector Minero.

“Una de las conclusiones que se pueden obtener del planteamiento anterior, es que si se decidiera fomentar la agricultura, se estaría fomentando al mismo tiempo la generación de empleos de baja calidad. Sin embargo, es una realidad que un gran porcentaje de nuestra población es considerada como mano de obra no calificada, ya sea por fallas en el sistema de educación u otras circunstancias particulares de cada individuo, circunstancias por las que obviamente no se puede culpar al sector agrícola, sino que -todo lo contrario- es justamente este sector una herramienta para que este porcentaje de la población pueda surgir y transformarse en profesionales o en mano de obra calificada con mayor eficiencia y mayores remuneraciones”, describe. El agro es el sector de la economía que emplea un mayor número de jefes de hogar en estado de pobreza, empleando el año 2009 a nivel nacional el 17,7%.

río2Raul Romero

En el caso de los regantes vinculados a la Junta de Vigilancia, el 66% tiene menos de 12 hectáreas y con seguridad de riego podrían tener mejores perspectivas. “Es gente que no ha tenido la posibilidad de desarrollar tecnología de riego porque tampoco tiene la seguridad hídrica. Por ejemplo, el retroceso que ha habido en esta cuenca en cuanto al cultivo del arroz es impresionante. Es un 50% menos en unos diez años. En San Carlos y en Ñiquén, la producción de arroz era muy fuerte, pero ha disminuido  por la falta de agua”, señala Margarita Letelier.

REGANTES Y CANALES PREPARADOS PARA EL EMBALSE

Según catastros de la CNR, durante las décadas de 1950 a 1970 la capacidad de regulación aumentó considerablemente desde 500 a 3.500 millones de m3, para sólo crecer en otros 1.800 millones de metros cúbicos desde 1970 a la fecha.

En este contexto, al Embalse Punilla es un ejemplo de cómo este volumen ha tenido un lento aumento. Según cuenta Raúl Romero, presidente de la Asociación de Agricultores de San Carlos, ya en la década del treinta el párroco de San Carlos, Estanislao Godoy, en sus frecuentes visitas veraniegas al sector de La Punilla se dio cuenta de que este lugar podría albergar un embalse. A fines de la década del 50, una empresa británica realizó estudios acerca de una eventual obra, pero una falla en el terreno para sostener el muro la hizo inviable en aquel  momento. Posteriormente, en los años sesenta, un grupo de agricultores empezó a impulsar el Embalse San Fabián, que se ubicaría a pocos kilómetros de esta localidad y que almacenaría unos 100 millones de metros cúbicos. “Como era una idea de privados, el Ministerio de Obras Públicas no lo tomó en cuenta”, rememora Raúl Romero, que estuvo involucrado en la iniciativa.

junta de vigiDespués, fueron otras obras las que atrajeron la atención de las autoridades (Laja Diguillín) y el tema se postergó hasta la presentación del Estudio de Impacto Ambiental en 2004. Fue por esos años que la actual directiva de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, comenzó a tomar una participación más activa en el proyecto. “Llevamos nueve años en esto. Empezamos con ir a hablar a Santiago, al MOP, con los diputados y senadores de la zona. Las cosas se logran persiguiendo a la gente. Nos demoramos seis años en sacar el estudio”, relata Margarita Letelier.

A diferencia de otros sectores en los cuales se han llevado a cabo iniciativas similares, en esta zona existe una red de canales que está consolidada y con regantes preparados. Son 53 canales (algunos de los cuales se han unificado) que recorren 1.500 kilómetros para regar –en teoría- 60 mil hectáreas de las 110 mil que tiene la cuenca del río Ñuble. “Tenemos una cultura de riego bastante grande. Se ha regado toda la vida con mucho empeño y cuidado. Cuando tengamos el agua suficiente, vamos a tener la posibilidad de usarla muy bien”, comenta Raúl Romero.

Para este proyecto, los agricultores han asegurado sus derechos de riego. “El modelo para hacer este embalse es mixto, en el cual figuran el Estado, los regantes y el concesionario. El concesionario debe invertir en todo lo que no pueda subsidiar el Estado y tiene un aprovechamiento hidroeléctrico. Los regantes invierten de acuerdo a sus acciones. Entonces, el financiamiento del embalse consta de tres partes. Lo que a nosotros nos va a costar son UF 53 por acción, multiplicado por 21.221 acciones.  Ése es el aporte de los regantes. Cada uno lo hace en proporción”, explica Salvador Salgado. Además, los nuevos derechos de aprovechamiento de agua generados por el embalse, serán entregados de acuerdo a la cantidad de terreno que tengan quienes los soliciten para así evitar la especulación.

pivote

Con fecha 3 de diciembre de 2014, la Junta de Vigilancia firmó dos convenios con el MOP. Suscribió con la Dirección de General Obras Públicas un texto que modificaba el documento “Labores de Mantención, Conservación, Mejoramiento, Distribución de Caudales, Gestiones de Cobro por Servicios y Otros del Embalse Punilla”, establecido en marzo de 2014; precisaba las obligaciones de la junta establecidas anteriormente. El otro –“Operación Embalse Punilla”, firmado con la DOH- establecía la regla de operaciones del embalse y la prioridad del Servicio de Entrega Regulada de Agua (embalsamiento) en el Contrato de Concesión y otros aspectos operacionales.

De esta manera, a los regantes de la cuenca del Río Ñuble sólo les queda esperar. En 2015, el anhelo de que el Embalse Punilla se transforme en una realidad dará un paso más. Para la próxima década tendrán la seguridad de riego tan largamente esperada.

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OBRAS DEL EMBALSE

La cortina de la presa

La empresa o consorcio concesionario que se adjudique el proyecto, deberá construir, mantener y realizar la explotación de la obra. El embalse Punilla tendrá una altura de muro de 136,5 metros y un volumen de almacenamiento total de 625 millones de m3 (de los cuales, 600 millones de m3 serán  útiles). La presa será de diseño tipo CFRD (Concrete Face Rockfill Dam), que se define como un muro de enrocados y/o gravas permeables, compactado con una pantalla de hormigón de entre 0,3 y 0,66 metros de espesor, ubicada en el paramento de aguas arriba. La pantalla descansará en su parte inferior sobre una losa de hormigón armado que se apoya sobre la roca.

El diseño considera la construcción de un parapeto de hormigón de 4 metros, que recorre todo el coronamiento y sobresale 1,2 metros por sobre el nivel de coronamiento de la presa, que a su vez será de un ancho de 8 metros. La presa tendrá un talud de inclinación de 1,5:1,0 (H:V) aguas arriba y 1,6:1,0 (H.V) aguas abajo.

El coronamiento de la presa quedará habilitado para el tránsito de vehículos, con el fin de que se pueda acceder al vertedero ubicado en el extremo sur, desde un camino que va por la ribera norte del embalse. La conexión con esta ruta se ha diseñado de manera que no haya mayor diferencia de cota con la presa y se permita una conexión sin problemas. Para que la habilitación del coronamiento sea adecuada, se colocará una carpeta de 20 centímetros de espesor, estableciendo una calzada de 6 metros de ancho, con aceras de losetas prefabricadas a ambos costados.

Mientras el agua se apoyará sobre los materiales aluviales y coluviales del río, la pantalla de hormigón se fundará directamente sobre la roca que subyace a los depósitos del río, dado que se considera de buena calidad. Para ello se deberán retirar todos los suelos finos que cubren la roca y se colocarán rellenos. Se contempla, además, una inyección de consolidación y una de impermeabilización.

Obras Complementarias

Además, según lo establecido por el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto, el embalse contempla obras de desvío, evacuación, entrega a riego y de desagüe del fondo. Entre las obras de desvío, destacan una ataguía aguas arriba de la construcción de la presa y dos túneles excavados en la ribera izquierda del río, de sección del tipo herradura normal con fondo plano, por donde pasarán las aguas cuando se desvíen con el fin de construir la presa en seco. Uno de ellos se utilizará posteriormente como toma.

Para la evacuación, en tanto, se dispondrá de un vertedero con una estructura de tres compuertas con una longitud total del tramo de 33 metros, y de un canal de aproximación para encausar el agua hacia este circuito. Habrá también un rápido de descarga, con un caudal de diseño de 5.400 m3/s, que permitirá evacuar las aguas desde las compuertas hasta la estructura final que las deja en el lecho del río, la cual forma un cuenco con un ángulo de salida de 20º.

Las obras de entrega a riego, a su vez, estarán compuestas por un sistema de conducción, control y entrega que permitirán captar las aguas desde el embalse y entregarlas al río a través de un caudal de diseño de 104 m3/s. Finalmente, el desagüe de fondo es una obra que ayudarán a vaciar el embalse en caso de emergencia. Son dos vanos de 1,2 metros de ancho por 1,8 metros de altura, con una capacidad de 165 m3/s. En conjunto con el caudal evacuado por las válvulas (110 m3/s), permitiría bajar el nivel del embalse a un ritmo de 30 metros por mes si el río trae 160 m3/s y a 20 metros mensuales, si el afluente lleva 190 m3/s.

Entre las obras complementarias, están el mejoramiento del trazado existente de la Ruta N-31, el acceso a la presa y los caminos perimetrales al embalse, que se dividen en cuatro sectores.

La central hidroeléctrica se construirá en forma paralela al embalse. Tendrá un caudal de diseño de 104 m3/s y se ubicará en la ribera izquierda al pie de la presa. Se calcula que el número óptimo que debiera tener es de dos turbinas, con una potencia nominal de 46.700 kW y un caudal de diseño de 52 m3/s cada una.

Fuente: Red Agrícola

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